Se encontraba sola en medio de una
plaza llena de gente. Entre la multitud buscaba una cara conocida, pero
no lograba encontrar ninguna. Su desesperación iba en aumento y deseaba
rendirse. Un mar de sentimientos la ahogaba, pero debía continuar la búsqueda.
Empezó a andar mucho más rápido, cuando de repente, tropezó con alguien,
levanto la mirada y se encontró con unos ojos que para ella, eran los
más bonitos que jamás había visto. Hacía tiempo que no se encontraba con esa
mirada tan intensa, pero nunca había dejado de recordarla. Él la miraba
expectante y por su sonrisa era evidente que también se alegraba de
verla.
El reloj avisaba de que solo faltaban un par de minutos para las
doce, y eso significaba que en breve comenzaría un nuevo año. Él le dijo al
oído que quería quedarse junto a ella, y por supuesto esas palabras le
alegraron mucho, pues había encontrado a alguien conocido y más aun, a la
persona que en realidad buscaba.
Por fin, las varillas del gran reloj del campanario de la
plaza marcaron las doce, justo en el mismo momento en que los dos se fundían
en un beso. En medio de esa plaza abarrotada de gente brillaban más que
ningún otro, pues la felicidad que sentían era inexplicable.
Esta vez, su forma de empezar el año fue peculiar, ya que no
hicieron lo que marca la tradición, esta vez no comieron uvas, sino que
empezaron el año el uno con el otro, comiéndose mutuamente, en ese beso que
marcaría el principio de su historia.
Me gusta mucho Ari de verdad muy bonito :)
ResponderEliminarY eso que decia sque no te salia nada de probecho