Los días pasaban con mucha tranquilidad, en ocasiones nos sentábamos juntos
en la orilla a contemplar el alba, otras, paseábamos al atardecer…
El recuerdo más bonito y el que conservo con mayor intensidad tuvo lugar la
tarde del 4 de agosto.
Habíamos ido a visitar el riachuelo que desemboca cerca de su casa, la
temperatura era elevada y yo moría de calor…
-Que calor hace hoy.
Apenas había terminado de pronunciar esas palabras y ya estaba
completamente mojada, me puse a reír como una loca y a perseguirlo por la
orilla del río. Después de un buen rato corriendo y cuando ya estaba exhausta
logré alcanzarlo, se que se dejo atrapar a propósito.
Lo tenía frente a mí, lo mire a los ojos y me dio un beso, nuestro primer
beso, el beso que jamás olvidare.
Después de esto, cada vez pasábamos más tiempo juntos.
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