Hacía 3 semanas que se había marchado pero a mí me parecía una eternidad, hablábamos
todos los días durante mucho rato, pero aun así lo echaba muchísimo de menos.
Cuando hablábamos prácticamente nos contábamos todo lo que hacíamos, o al
menos yo lo hacía, pero eso no bastaba, cuando me contaba sus momentos yo
deseaba haber estado en ellos, faltaban los besos, los abrazos y una infinidad
de cosas, incluso echaba de menos las discusiones.
17 de diciembre. Uno de los días más extraños. Apenas faltaban un par de
días para que al fin viniese para las vacaciones de Navidad.
Eran las 10 de la noche y como siempre, estaba tumbada en la cama esperando
su llamada cuando sonó el teléfono, mire la pantalla y al ver que era él
conteste de inmediato:
-Hola amor!! Ya falta muy poco para vernos.
-Sí, falta muy poco
Solo respondió eso y de inmediato en nuestra conversación gobernaba el silencio,
en su voz había adivinado un tono de preocupación que él había intentado
esconder… habían pasado unos segundos cuando decidió retomar la conversación:
-Escúchame - su voz ahora sonaba seria- quiero que me prometas algo. Prométeme
que si alguna vez aparece alguien más en tu vida me lo dirás de inmediato, me
lo prometes?
Esto que acababa de decir me dejo un poco preocupada y tarde unos minutos
antes de decirle que sí, como no iba a prometérselo si yo solo tenía ojos para
él?
Después de darle mi respuesta volvió a ser el mismo de antes pero yo seguía
pensando en lo que me había dicho… y ahí, ya empezaba a intuir algo que pasaría
unos días más tarde…
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