Ya había pasado unos meses desde la primera vez que nos vimos y el destino
nos ponía la primera piedra en el camino. Él estudiaba lejos de donde vivíamos y
debía marcharse ya que el curso empezaba en apenas unos días, tenía que prepararlo
todo y el viaje duraba 8 horas en autobús.
El 2 de septiembre seria nuestro ultimo día juntos hasta dentro de unos 4
meses.
Yo no podía imaginarme todo ese tiempo sin él pero no tenía otra opción.
Aquella noche había luna llena y el cielo estaba cubierto de estrellas,
cogimos una toalla, comida y fuimos a cenar a orillas del mar… pasamos un buen
rato mirándonos sin apenas decir nada hasta que se acercó a mí, me dio un plácido beso y me susurro al oído:
-No te preocupes princesa todo saldrá bien, ya verás.
No conseguí articular palabra y las
lagrimas empezaron a resbalas suavemente por mis mejillas, intente esconderlo
pero se dio cuenta, me abrazo de repente y volvió a besarme, esta vez con más
ternura, un beso mucho más largo y apasionado. Volvió a mirarme a los ojos y me
dijo:
-Amor, escucha esta canción cuando me eches de menos y piensa que pronto
estaremos juntos
Tras pronunciar esas palabras apretó un botón de su móvil y empezó a
sonar la canción. Esa noche hicimos el amor en la playa.
La hora de despedirnos había llegado, yo sentía que me moría y pronuncie las
dos palabras que hacía tiempo deseaba decirle.
-Te quiero
El sonrió, con una sonrisa triste y apagada, me agarró de la mano y me dijo:
-Yo también te quiero, cada noche y cada día pensare en ti, porque te
necesito cerca.
Nos besamos de nuevo, nos miramos a los ojos y empezamos a andar en
direcciones opuestas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario